Bernardette Soubirous, una adolescente
pobre y analfabeta de catorce años, aseguró haber visto en 18 ocasiones a la Virgen María en
una gruta del paraje de Massabielle, al occidente de Lourdes; entre el 11 de febrero y el
16 de julio de 1858.1
En la tercera aparición, la niña habló con la Señora
en gascón,
dialecto occitano que se usa en la zona, la cual se dirigió a ella usando el
"usted" de cortesía y pidiéndole: "¿Me haría usted el favor de
venir aquí durante quince días?". Bernadette le prometió que lo haría. A
su vez, la Señora le anunció que no le prometía hacerla feliz en este mundo,
sino en el otro.
En sucesivas apariciones, el mensaje fue tomando
cuerpo: Invitación a la Penitencia y a la Oración por los pecadores (21
de febrero); Invitación a vivir una pobreza más evangélica y solicitud de que
se hicieran procesiones a la gruta y le fuera erigida allí una capilla (2
de marzo).
El 25 de febrero,
según testificó Bernardette, la Virgen le dijo que fuera a tomar agua de la
fuente y que comiera de las plantas que crecían libremente allí. Ella
interpretó que debía ir a tomar agua del cercano río Gave y hacia allá se
dirigió. Pero la Señora le enseñó con el dedo que escarbara en el suelo. Al
escarbar en el fango e intentar beber, Bernadette ensució su rostro, y sus
gestos y apariencia fueron motivo de escepticismo por parte de muchas de las de
las 350 personas presentes, ya que el manantial no se manifestó de inmediato.
Sin embargo, poco después surgió una fuente de agua que, hasta el día de
hoy, es meta de peregrinaciones por parte de muchos
católicos y que ha sido testigo de numerosos milagros. El manantial que
brotó aquel 25 de febrero de 1858 produce cien mil litros de agua por día, de
forma continua desde aquella fecha hasta nuestros días.
Ante la reiterada petición de Bernardette de que
revelara su nombre, el 25 de marzo de 1858 (en su decimosexta aparición) la
Señora le dijo : "Que soy
era Immaculada Councepciou" ("Yo soy la Inmaculada Concepción"). El dogma católico de la Inmaculada Concepción de la
Virgen María había sido solemnemente proclamado el 8 de
diciembre de 1854, tres años antes. La expresión resultaba ajena al
vocabulario de Bernadette y, en principio, fue motivo de desconcierto, tanto en
el propio Padre Peyramale -párroco de Lourdes- como en otras autoridades
eclesiásticas y civiles. Sin embargo, Bernadette Soubirous mantuvo una
consistente actitud de calma durante todos los incisivos interrogatorios que se
le hicieron, sin cambiar su historia ni su actitud, ni pretender tener un
conocimiento más allá de lo dicho respecto de las visiones descritas.
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