Una vez
pasadas las fiestas de Navidad volvemos al camino de la cotidianeidad con el
marco de la “Asamblea Diocesana” en la que poco a poco vamos mentalizándonos. Su
primer objetivo es “La renovación espiritual: ganar en cercanía y
amistad personal con Jesús a través de la oración y los sacramentos”. Es
decir seguir a Jesús, acercarse a Jesús y reconocerle. Me ha gustado mucho este testo que me ha llegado y comparto con quien
quiera leerlo. Matías
DE LIMOSNAS, ESCÁNDALO Y
POSIBILIDADES
…“Estaba un ciego sentado junto al
camino pidiendo limosna; (…) Le informaron que pasaba Jesús el Nazareno y
empezó a gritar, diciendo: ¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí! (…)
le preguntó: ¿Qué quieres que te haga? Él dijo: ¡Señor, que vea! Jesús le dijo:
Ve. Tu fe te ha salvado.”
No puedo dejar de preguntarme ¿Hace cuánto
tiempo estamos ciegos, viviendo de limosnas, con la alarma sonando y sin notar
a Jesús que viene por el camino? Escuchamos sus pasos, sentimos su voz, pero
dudamos… ¿será Él realmente? Por las dudas evitamos el escándalo de llamarlo a
los gritos y optamos por continuar nuestra vida en silencio. En el ciego en
cambio, es fascinante ver su urgencia por vivir plenamente! Él no puede verlo,
pero percibe que es Él y con fuerza se hace escuchar.
Seguro que hubiese sido más fácil
quedarse al lado del camino maldiciendo la ceguera que le impide acercarse a su
objetivo, como lo es tantas veces para nosotros pensar que sería un escándalo
hacer caso a nuestras llamadas interiores. Pero el ciego sabe que quiere ver y
tiene el aparente descaro de creer que merece la oportunidad. Admiro su lucidez
de pronunciarse y elevar la voz cuando percibe su oportunidad al frente aunque
otros traten de silenciarlo para evitar el escándalo. Me pregunto cuántas cosas
me he estado perdiendo por no hacer el ridículo de entusiasmarme de más, por
pedir por lo bajo cumpliendo con la consciencia pero sin lograr que nadie
escuche de verdad.
Si lo que estamos esperando es que Jesús
literalmente pase por nuestra vida y no lo estamos viendo, será mejor que nos
cambiemos las gafas. Porque la forma que eligió Él de aparecerse es encarnado
en un amigo con el que tomamos una copa, un pensamiento que tenemos de camino
al trabajo, un proyecto al que tiende nuestra alma, lo que nos genera la
realidad de nuestro país o el dolor de espalda que nos mata en la noche
queriéndonos decir algo… Mientras como ciegos esperamos que se haga la luz,
Jesús pasa a nuestro lado disfrazado de un sinfín de posibilidades. El
escándalo entonces no es pronunciarnos con vehemencia, el escándalo es
quedarnos parados tranquilos, con la alarma sonando y viviendo de limosnas
frente a tanta posibilidad disfrazada.
CAROLINA ABARCA, en ECLESALIA, 07/01/15.-
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