En la Catedral Vieja
de Salamanca, el día 13 de octubre, se reunió un grupo de enfermos de
Alzheimer junto con los “pacientes” de la enfermedad -que son sus
familiares y personas queridas-, unidos a miembros de la “Asociación de
Familiares de Enfermos de Alzheimer” (AFA) de Salamanca, algunos de los cuales
ya perdieron al familiar enfermo; y también un grupo de feligreses de la
parroquia de Nuestra Señora de Lourdes para hacer una Ofrenda Floral a la Virgen, para ponerse ante Ella, cubrirse bajo Su Manto y pedirle Su ayuda e intercesión.
Fue una celebración
sencilla y breve ya que estos enfermos no pueden estar mucho tiempo fuera de su
entorno.
Pero fue una
celebración intensa, emotiva, gozosa y vibrante. No faltaron ni la emoción, ni
las lágrimas, ni los abrazos, así como tantos recuerdos de la historia y de la
vida diaria, sobre todo de los familiares que son los que están ahí, día a día,
al pie del cañón, conviviendo con su ser querido que sufre esta enfermedad.
Fuimos con alegría y
Magdalena Hernández, la presidenta de la Asociación, hizo una presentación de
la Ofrenda, y a continuación rezamos el Ángelus, cantamos el salmo 120;
alegrándonos porque “el auxilio nos viene
del Señor que hizo el cielo y la tierra”. Una enferma leyó su oración a la Virgen; otra enferma, una familiar y
una trabajadora de AFA, vestidas de charras, y dos familiares con capa
española, representando a los que perdieron su enfermo, le ofrecieron flores a
la Virgen. Se rezó la oración “Salve Mater Infirmorum” que salió de la
ilusión y la fe de Emiliano Jiménez Fuentes, Doctor en Ciencias Geológicas ya
jubilado.
Llama la atención el
cariño que se ve en la Residencia “Boni Mediero”, tanto por parte de los
familiares, como de la Junta Directiva y los trabajadores de AFA. Es una
relación en la que raramente se recibe un gesto de respuesta; pero sí se
refleja todo lo que se da, porque como decimos muchas veces, en todo lo que es
entrega a los demás “se recibe más que se
da”. Y así es.
La enfermedad del
Alzheimer es una realidad que pasa bastante desapercibida en nuestra sociedad.
Hay familiares que viven su vida entregados, que se privan de ir a cualquier
lado porque están continuamente pendientes de aquellos a los que aman más que
cuando estaban sanos, por encima de todo.
Familiares y
enfermos necesitan nuestra cercanía, nuestra comprensión, e incluso nuestras
reivindicaciones para pedir y exigir las ayudas que necesitan y que últimamente
se han menguado en gran medida. Conviene que Salamanca no se olvide del
Alzheimer, que sigue estando sigilosamente ahí.
Enhorabuena a todos
los que han participado y han preparado esta ofrenda, que no será la última.
¡Que la Virgen de la Vega no os deje
de su mano!
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